Papi te quiero

martes, 5 de noviembre de 2013

Papi te quiero

Hoy es un día, que como muchos, estoy sentimental, algo que es normal en mi persona. En alguno de esos días, pues siempre pienso en personas queridas, pero hoy me apetece hablar de MI PADRE.

Él es la persona a la que más quiero, la que más me importa... pero que a veces no sé demostrarle todo ese cariño que siento hacia él.

Ese hombre que me da todo lo que quiero, todos mis caprichos, mucho cariño, mucha ayuda, ánimo, alegría, sonrisas... y que muere por su trabajo para tener a su familia contenta.

Pero siempre  pienso en cómo agradecérselo, no sé, creo que es imposible, no existe tanto para devolver lo que un padre te quiere y hace por ti.

Cada vez que recuerdo todo lo vivido con él, no puedo evitar que me salga una gran sonrisa, esas vacaciones, esas comidas familiares en navidad, esos días de campo, o simplemente esos días en casa en los que estas mal por los estudios y siempre está él para apoyarte y decirte "todo esfuerzo tiene su recompensa, así que no te preocupes"... También, recuerdo esos enfados suyos de pequeña para que me portara bien, gracias a él y a la educación que me ha dado estoy estudiando, esto lo considero algo muy importante.

Pero también tengo malos momentos, esas "peleillas tontas" o cuando está triste, o cuando llega enfadado del trabajo, odio esos momentos y aunque duelen, es en los momentos que más me doy cuenta de lo importante que él es para mí.

También, compartimos aficiones,a él le gusta el mundo del caballo, pero se decanta por los mulos, y también su otra afición es el campo, tanto por trabajo como por  entretenimiento. Me encanta que mi padre y yo compartamos los mismos gustos.

Siempre he querido decirle te quiero, pero me cuesta expresarlo, creo que será por vergüenza, y decirle que siempre estaré aquí para cuidarlo cuando se haga viejo, para sus momentos malos, para los buenos, para cuando este mal, para darle todos los abrazos que me pida, para sacarle miles de sonrisas, para hacerle feliz, en fin, para quererle como a nadie, porque es inevitable.